Como en otras oportunidades, las agresiones informáticas basadas en tácticas de ingeniería social encontraron una nueva forma para vulnerar los sistemas antispam establecidos. En esta ocasión, la modalidad de ataque opera a través del envío de imágenes llamativas que contienen mensajes comerciales y distribuyen malware.
La amenaza se conoce como spam 2.0 y posee la capacidad de franquear los filtros de seguridad aplicados a correos electrónicos, ya que dicha protección fue desarrollada para descubrir palabras clave y no para detectar las extensiones de los archivos.
Así, cuando el usuario recibe vía email una imagen con extensión “gif” o “jpeg”. la mayoría de las barreras antispam no pueden reconocer las palabras incluidas.
Según el portal especializado vnunet.es, al tratarse de imágenes, estos correos son mucho más pesados que el spam tradicional y comprometen la capacidad de almacenamiento de los equipos, generando enormes gastos de tiempo, dinero y recursos tecnológicos.

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