Según Phil Cracknell, presidente de la asociación, para crear una conexión Wi-Fi paralela, los ciberdelincuentes emplean una programación simple y un dispositivo USB especial que actúa como punto de acceso.
De este modo, el hacker –luego de ubicarse en un sitio particular–, configura una red que aparenta ser legítima y la ofrece a través de un nombre similar al que posee la conexión Wi-Fi del lugar en el que se encuentra.
Así, cuando una víctima se acerque e ingrese en el sistema, el punto de acceso más próximo a la red -que también dispondrá de una mayor señal-, será aquél que el hacker ha creado.
El ejecutivo de Systems Security Association también indicó que estos puntos de acceso, difíciles de detectar y eliminar, permiten obtener grandes cantidades de información en un corto periodo de tiempo.
Asimismo, expresó que los usuarios corporativos pueden protegerse de la agresión utilizando redes privadas (VPN), mientras que otros consumidores están más expuestos a que les roben sus datos y contraseñas.
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